Esta semana vamos a reseñar el último disco de los británicos The Brew, "Control" (2014), y es que estos días estarán en España y nosotros acudiremos a su concierto en Madrid, que será el próximo día 11 de febrero.
El disco comienza dando guerra con los riffs eufóricos y hardrockeros de "Repeat", rock salvaje y de carretera. Un estribillo simple pero efectivo con una maraña de solos donde Barwick demuestra que controla las seis cuerdas a la maravilla.
Proseguimos con "Eject", que se nos presenta con un ritmo más lento pero igual de desafiante. Coros ochenteros que soportan el viaje de un loco e ilusionista pero, sin duda, la maestría nos aborda en el solo de este tema; un solo al estilo Mark Knopfler en sus años de Dire Straits. En definitiva, un temazo como pocos se hacen hoy en día.
Y es que The Brew son como una mezcla de todos los grupos míticos de rock que nos podamos imaginar, jugando entre lo más clasico con efectos de reverberación, pintando un cuadro que los enmarca de forma muy digna en el rock actual. Parece inimaginable hablar de esta banda inglesa sin mencionar a estos grandiosos grupos aunque al escucharlo, no seamos capaces de encasillarlos en ninguna banda. Guitarras llenas de efectos, solos y una voz impresionante: esa es la magia continua de "Control".
Prueba de ello es "Skip", en donde el bajo crea vertientes profundas en ritmos casi grunges y un estribillo potente que nos lleva a la cima de los campeones, muy del estilo de AC/DC. En esta línea se mantiene la rock'n'rolla "Play" donde los estribillos no bajan de nivel. Una alegoría a subir el volumen hasta que estallen los cristales. Cabe señalar la parte de los coros que llevan al tema, en ocasiones, en una dirección de influencias británicas sesentonas. "Fast Forward" se abre de una manera tan parecida a ese "I Can See for Miles" que se marcaron en su día The Who, que tanto nos emociona y que sea increible que nos recuerde a esto. Otro tema que nos transporta al rock americano más salvaje combinado con estribillos melódicos que simularían al típico músico británico de media melena y traje.
La megalomania viene de la mano de "Mute" donde se desenvuelve con riffs apabullantes llenos de efectos alternativos. El estribillo se muestra un tanto más pop pero que no deja de motivar, precedido por estas líneas apoyadas por coros épicos : " I've got this feeling going on. I'm my own ride around my lawn. I have nothing going wrong. I've got this feeling going... " El final de este tema es apoteosico y disfrutamos a la primera escucha, siendo increíble el embrujo y el límite al que nos lleva.
En este disco caben muchos ángulos que forman ese poderoso triangulo de la portada, y aparte del blues enrabietado y las formas hardrockeras de tintes británicos, también tenemos una cara psicódelica que nos lleva a los recuerdos de los confines del propio "Dark Side of the Moon", y esa cara es representada por "Pause". Una pieza progresiva donde las guitarras se rizan dibujandonos un arcoiris estelar. La grandiosidad y la parte más épica se la lleva "Shuffle", donde vemos la parte más british y, como no, más lecciones de solos de guitarra.
Por último, destacar la parte sosegada del álbum. Una parte cargada de belleza que viene abrazada por las composiciones de britpop y folk en sus formas brillantes de las guitarras acústicas. Una de ellas es "Stop", que aunque sea corta, nos deja muy buen sabor de boca. La otra es "Rewind", tema con el que cierra este inmejorable trabajo. Canción folk que desemboca en un torrente de distorsión y coros.
Esta es la magia que hemos visualizado en este álbum de The Brew: rock contundente respirado de la "américa de carretera" pero tocado y compuesto bajo su indudable sangre y concepción inglesa. Desde Gramolona, lo recomendamos como uno de los mejores discos del 2014.
Y es que The Brew son como una mezcla de todos los grupos míticos de rock que nos podamos imaginar, jugando entre lo más clasico con efectos de reverberación, pintando un cuadro que los enmarca de forma muy digna en el rock actual. Parece inimaginable hablar de esta banda inglesa sin mencionar a estos grandiosos grupos aunque al escucharlo, no seamos capaces de encasillarlos en ninguna banda. Guitarras llenas de efectos, solos y una voz impresionante: esa es la magia continua de "Control".
Prueba de ello es "Skip", en donde el bajo crea vertientes profundas en ritmos casi grunges y un estribillo potente que nos lleva a la cima de los campeones, muy del estilo de AC/DC. En esta línea se mantiene la rock'n'rolla "Play" donde los estribillos no bajan de nivel. Una alegoría a subir el volumen hasta que estallen los cristales. Cabe señalar la parte de los coros que llevan al tema, en ocasiones, en una dirección de influencias británicas sesentonas. "Fast Forward" se abre de una manera tan parecida a ese "I Can See for Miles" que se marcaron en su día The Who, que tanto nos emociona y que sea increible que nos recuerde a esto. Otro tema que nos transporta al rock americano más salvaje combinado con estribillos melódicos que simularían al típico músico británico de media melena y traje.
La megalomania viene de la mano de "Mute" donde se desenvuelve con riffs apabullantes llenos de efectos alternativos. El estribillo se muestra un tanto más pop pero que no deja de motivar, precedido por estas líneas apoyadas por coros épicos : " I've got this feeling going on. I'm my own ride around my lawn. I have nothing going wrong. I've got this feeling going... " El final de este tema es apoteosico y disfrutamos a la primera escucha, siendo increíble el embrujo y el límite al que nos lleva.
En este disco caben muchos ángulos que forman ese poderoso triangulo de la portada, y aparte del blues enrabietado y las formas hardrockeras de tintes británicos, también tenemos una cara psicódelica que nos lleva a los recuerdos de los confines del propio "Dark Side of the Moon", y esa cara es representada por "Pause". Una pieza progresiva donde las guitarras se rizan dibujandonos un arcoiris estelar. La grandiosidad y la parte más épica se la lleva "Shuffle", donde vemos la parte más british y, como no, más lecciones de solos de guitarra.
Por último, destacar la parte sosegada del álbum. Una parte cargada de belleza que viene abrazada por las composiciones de britpop y folk en sus formas brillantes de las guitarras acústicas. Una de ellas es "Stop", que aunque sea corta, nos deja muy buen sabor de boca. La otra es "Rewind", tema con el que cierra este inmejorable trabajo. Canción folk que desemboca en un torrente de distorsión y coros.
Esta es la magia que hemos visualizado en este álbum de The Brew: rock contundente respirado de la "américa de carretera" pero tocado y compuesto bajo su indudable sangre y concepción inglesa. Desde Gramolona, lo recomendamos como uno de los mejores discos del 2014.
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